¿Cómo escribir una reseña y no contar nada de una película donde todo es sorpresa? Difícil tarea, haré lo posible por contar lo mínimo y aún así convencerlos de que “Coco” es tal vez una de las mejores películas que verán este año y de que deben partir ahora ya a verla. Dejen la lectura para después y no pierdan más tiempo, porque la vida es corta.
Empezaré contándoles que Coco es la historia de Miguel, un niño de 12 años que vive en el pueblo de Santa Cecilia y que tiene una familia compuesta por Coco, la bisabuela amada y respetada por todos, especialmente por Miguel; Abuelita, quien es la matriarca que dirige los destinos de la familia; su papá, su mamá y el infaltable y leal perro callejero Dante. Cada cierto tiempo Coco, ya senil y con pérdidas de memoria se acuerda de su padre, el que dejó a su familia cuando ella era pequeña para para perseguir su sueño de ser músico, debido a que el tatarabuelo de Miguel nunca volvió, su recuerdo y la música fueron totalmente prohibidos en la familia y es Abuelita quien se encarga de que nadie, nadie tenga nada que ver con eso que les robó la felicidad.
Pero la sangre es la sangre y Miguel ama la música y ama al ídolo del pueblo, el más grande músico mexicano de la historia, Ernesto de la Cruz, de quien ha aprendido que en la vida hay que aprovechar las oportunidades y hacer lo que la vocación manda. En medio de la tradicional celebración del Día de los Muertos Miguel tratará de participar en un concurso de talentos, lo que lo llevará a vivir la aventura de su vida, llena de sorpresas y descubrimientos, llena de grandes emociones, de esas emociones que te enseñan acerca de lo que es importante en la vida.
Coco es una película que tiene la llave para entrar a ese lugar donde tenemos guardados esos sentimientos que no queremos sentir, sin que nos demos cuenta y sin que alcancemos a poner corazas, nos hace enfrentar el tema más doloroso y del que menos queremos hablar: la muerte de los seres queridos, la propia, los recuerdos, el olvido. Nos presenta un mundo en donde la vida después de la vida no es tema de discusión, ese mundo que los que no somos religiosos creemos que no existe, pero que en Coco es tan coherente, tan lógico y tan real que no nos permite dudas. Y como no, si todos tenemos a alguien amado ahí, a todos se nos ha muerto alguien por el que daríamos el brazo derecho para ver de nuevo, para decirle cuánto lo extrañamos y cuánta falta nos hace.
Como una buena película mexicana, de esas de Pedro Infante o de Jorge Negrete, Coco nos habla del apego que tenemos los latinos por la familia, del respeto a nuestros mayores, de la veneración a los muertos. Nos habla de nuestras tradiciones y de nuestras creencias, de cómo hacemos para lidiar con los dolores y de cómo al final, la familia, la sangre son lo que nos hace ser quienes somos, nos hacer actuar como actuamos y nos hace tomar las decisiones que tomamos. Porque así somos los latinos, apegados a nuestras familias, a nuestras tradiciones y costumbres, las que en otras latitudes no entienden, porque no las tienen, pero que estos malvados de Pixar, a pesar de lo gringos, supieron plasmar en esta historia que hará que tus emociones estallen, que tus ojos se maravillen con la explosión de colores y que tus oídos se deleiten con canciones que sentirás tuyas, porque los son. Porque Coco, a pesar de estar tan dedicada a México, nos pertenece a todos.