Descubrirse a través del amor
En semanas donde hemos estado rodeados de estrenos tipo evento, donde lo importante es participar y tomarse las fotos de rigor junto a los posters o el marketing de las películas, a veces se extrañan esas cintas más pequeñas y personales que buscan conectar con la parte más emocional de los espectadores. Todo esto a punta de historias sencillas pero potentes en su mensaje y propuesta.
Ese es el caso de la película “El libro de los deseos”, historia basada en el libro de Julien Saldren (“La habitación de las maravillas”) que nos presenta a Thelma, una madre trabajadora que tiene que lidiar con su hijo Louis, quien está empezando la adolescencia. La ausencia del padre se nota desde el principio de la cinta y la relación madre – hijo se siente algo distante. En ese día a día están nuestros personajes cuando un accidente deja en coma al pequeño Louis, con pronóstico reservado y pocas opciones de salir adelante.
A partir de ese momento lo que vemos es el viaje de Thelma para lidiar con su propia culpa y empezar a conocer mejor a su hijo. Oportunidad que se presenta a través de un cuaderno donde Louis anotaba sus deseos por realizar antes del fin del mundo. Thelma ve en estas notas la posibilidad de darle sentido a la situación de su hijo, pero desde allí también comienza a reconstruirse ella misma. Cada deseo que completa en nombre de su hijo, es en el fondo un viaje que le permite entender el peso de sus actos y valorar las oportunidades que tiene por delante.
“El libro de los deseos” no busca ser una película que sermonee a sus espectadores sino que más bien busca que conectemos con esta madre dispuesta a todo para creer que los milagros existen. A través de su viaje podemos apreciar el cambio que experimenta y cómo logra conectar y conocer mucho mejor a su hijo aún cuando este solo está dormido en una cama de hospital. Todo lo anterior, condensado en breves 94 minutos que quizás se quedan un poco cortos a la hora de resolver algunos temas que se ven amplificados por un final que se siente algo abrupto.
En resumen, “El libro de los deseos” viene a llenar esa cuota de pantalla que busca emocionar a los espectadores a través de un mensaje franco y directo al corazón. No es brillante, pero sin lugar a dudas cumple su objetivo entregando el mensaje. Porque cuando las esperanzas flaquean y la ciencia no tiene las respuestas que esperamos, el amor madre – hijo siempre estará presente para dar la pelea hasta el final.