Siempre que uno de nosotros va a una función de prensa hacemos una reseña express al resto del colectivo, en esta ocasión se dio una tertulia interesante; nos preguntamos ¿Es Mel Gibson un autor? Para algunos de los cinetoscópicos (Keno te estoy mirando) las películas del viejo Mel son solo una cura para el insomnio. Para otros de nosotros no están mal y se ve su esfuerzo por tratar en su filmografía los temas que a el le interesan (Elemento primordial que diferencia un autor de un artesano). Si analizan sus películas, incluido este estreno, hay elementos claros: Sus protagonistas son personas a las que no les gusta la violencia, pero en algunos casos deben blandir su espada al ver que no tiene otra opción, se rebelan al status quo siendo consecuentes a sus creencias, el contar la historia de personajes históricos (por lo menos en 3 de sus 5 películas) y, en un tema netamente formal, Gibson es extremadamente explícito a la hora de mostrar el padecimiento carnal (entiéndase gente que la hacen carnitas).
«Hasta el Último Hombre» nos cuenta la historia de Desmond Doss (Andrew Garfield), el primer soldado “Americano” objetor de conciencia que fue a la guerra sin portar ningún tipo de arma (Así tal cual). El interés de Doss es salvar vidas y no quitarlas, sus creencias eran más fuertes y su motivación para ir a la guerra era como médico militar. Gibson nos divide el film en dos partes. En la primera, vemos presentación del personaje, su instrucción militar y su lucha contra el estrícto código militar para poder completar su entrenamiento e ir a combate sin portar armas. La segunda parte nos muestra la batalla de Okinawa y la gesta heroica de Desmond que salvó la vida de 75 hombres.
Gibson se esfuerza en mostrar los horrores y los errores de las guerras. Desmond es hijo de un veterano (Papel muy bien interpretado por Hugo Weaving) de la 1º Guerra Mundial, al que le toco vivir la ingratitud de un país que no se ocupa de reinsertar y “Rehabilitar” a jóvenes que fueron a luchar por un “bien mayor”. Desmond vive en carne propia la locura de alguien que no sabe que respuesta dar y que ahoga sus frustraciones en el alcohol y la violencia doméstica.
Su creencia religiosa y su experiencia de vida lo han forjado como alguien que tiene la certeza de que no se debe matar al prójimo, sin embargo el siente el llamado a servir a su patria en un nuevo conflicto bélico. Ahora, cuando digo que Mel Gibson muestra los horrores es porque fiel a su estilo; nos muestra la batalla de Okinawa lo mas cruda y explícita posible, hay imágenes no aptas para estómagos sensibles. Si vio “La Pasión de Cristo”, aquí es mucho peor.
Muchos podrían creer que Gibson es un tipo que ama la violencia, pero más allá de su gusto por la hemoglobina y las víceras, su mensaje es que la guerras no tienen sentido y que siempre debes defender tus creencias ante todo y ante todos.
Por Claudio Adn.