Cuando apareció la primera Jack Reacher en el año 2012, nos sorprendió a todos su propuesta, su buena estructura y sus simples pero entretenidas secuencias de acción. En resumen, era una buena película. En una época donde brillaban los agentes como James Bond o Ethan Hunt (Misión Imposible), mas cosmopolitas y con viajes alrededor del mundo, Jack Reacher era el más terrenal. Un tipo sin tarjetas de crédito, que duerme en moteles y que usa la misma ropa hasta que esta inutilizable. Pero más importante que eso, Reacher es un tipo sin pasado claro. Es un visitante que no deja rastro. Una especie de Mad Max (guardando las proporciones claro esta) que se involucra en alguna situación y luego sigue su camino.
Por todo lo anterior, cuando salió la noticia de su segunda parte, no fuimos pocos los que esperábamos con ansias el resultado. ¿Qué obtuvimos? Una película entretenida, que cumple con su dosis de esparcimiento, pero que intenta meterse en lugares que no son necesarios y que mucho menos requieren de alguna explicación. ¿De que trata esta nueva entrega de Jack Reacher? Vamos a ver.
Cuando Jack Reacher (Tom Cruise, en un papel que domina de memoria y realiza en piloto automático) hace su aporte para resolver un caso militar, contacta con la Mayor Turner (Cobie Smulder) quien le presta el apoyo necesario. La relación entre ambos crece a través de llamados telefónicos hasta que finalmente Reacher se decide a conocerla personalmente. Al llegar, se encuentra con que Turner esta siendo procesada por traición y obviamente nuestro héroe no esta dispuesto a creer en esa versión.
Esta es la premisa sobre la que comienza a desarrollarse la nueva aventura de Jack Reacher, que lo llevara a encontrar una conspiración mayor que lo obligará a estar constantemente escapando, en una dinámica nada novedosa para películas de este genero.
El problema de esta película radica en que los antagonistas no están a la altura. Ni Robert Kenepper como el General Harkness ni Patrick Heusinger, en un personaje que estoy seguro no tiene nombre en ningún momento de la cinta, logran generar tensión o sentirse como una real amenaza. Por otro lado, nos intentan mostrar a un Reacher más humanizado, generando lazos muy intensos con sus dos contrapartes femeninas. Y eso, en un personaje como este, no es para nada necesario.
En resumen, la película cumple con entregar dos horas de distracción a buen ritmo, sin embargo, para los que esperábamos una continuidad en calidad con respecto a su primera entrega, nos quedamos un poco con las ganas. Quizás y lo único refrescante de la cinta, sea la participación de Danika Yarosh, haciendo un papel de jovencita rebelde, que luce importante, pero termina siendo solo un acompañamiento olvidable para el propio Reacher. Véala si le gusta el genero, No le hará ningún desperdicio.
Por Keno Gallardo