La mirada perdida, mientras su mente solo reproduce como murmullos las conversaciones que ocurren a su alrededor, son nuestro primer acercamiento a Suzanne, una chica de 16 años que parece no encajar en el ambiente de su edad. No va a fiestas con sus compañeros de instituto y su mente siempre parece estar en otra parte cuando decide participar de ellas. Su casa es un lugar feliz. Hay buena relación con sus padres y la hermana mayor parece ser una buena cómplice de su día a día. Un mundo ideal para una joven que está en pleno proceso de descubrir el mundo.
Y como en todo proceso de descubrimiento, de pronto algo llama la atención de Suzanne. Un hombre, mucho mayor y aparentemente más interesante, acapara su rutina. Ella se adapta para llamar la atención. Le pide opiniones a su padre para intentar saber que puede funcionar mejor con alguien que hace ya varios años dejó el instituto. Y con el ímpetu que solo se tiene a los 16 años, se lanza a la conquista de lo desconocido. Y comienza el coqueteo y el juego de miradas. Las conversaciones casuales que no son tan casuales y las citas comienzan a acumularse una tras otra.
Es en este momento donde más brilla “Spring Blossom”. La recreación del amor es a través de la música y la danza. Los encuentros románticos se reemplazan por bellas pero imperfectas coreografías. Una aprende mientras el otro enseña. Sin embargo, más allá del embelesamiento de la reciente pareja, la conexión es frágil y carente de significado. Ella es solo una niña buscando descubrir un mundo más allá del suyo. Él es alguien que parece no encontrar el rumbo de su vida. Ambos comparten el hastío y el desgano por lo que lo que les toca vivir. Y mientras más parecen acercarse el uno al otro, también es claro que los círculos que habitan comienzan a separarlos porque simplemente no se cruzan en ningún lugar.
Suzanne Lindon se la juega por una historia de amor juvenil, donde la cámara siempre esta muy cerca de los protagonistas, haciéndonos parte de sus emociones y sensaciones, pero perdiendo en esa elección la oportunidad de hacer más participe al bello entorno que rodea a los personajes. Otro ámbito a destacar es que el eje de la película nunca hace énfasis en la diferencia de edad los protagonistas. Su relación parece fluir naturalmente gracias a la buena mano de la dirección y a la creatividad a la hora de representar los momentos que podrían considerarse más provocadores. En resumen “Spring Blossom” nos hará recordar la magia de los amores de verano. Condenados a terminar, pero hermosos y sencillos como una flor de primavera.
Directora: Suzanne Lindon
País: Francia
Duración: 73 minutos
Por Keno Gallardo